domingo, 13 de noviembre de 2011

¡En caso de duda...!



Entramos en una notaría, nos acercamos a la recepción y pedimos ver a un notario. La persona que nos atienda va a preguntar el motivo de nuestra solicitud, entonces diremos: "Es que tengo una duda".
Salimos de nuevo a la calle y nos dirigimos a la consulta privada de un médico de la localidad. Lo mismo que en la visita anterior: "Quiero ver al doctor. Tengo una duda."
Por último, rematamos el circuito demandando un instante de un bufete, dos calles más abajo, para plantear la misma cuestión.
En los tres casos anteriores, se nos dará una cita previa, y nos indicarán el precio de la consulta.
Ahora, una vez testimoniado el hecho de que a cualquier profesional libre al que quieras plantearle una "Duda", debe conllevar un pago previo, vamos y entramos en una farmacia. Pedimos que nos atienda el farmacéutico/a, y una vez que lo tengamos delante, disparamos la preguntita: "Mire es que llevo una semana sin cagar. No, no, es la primera vez que me pasa. No estoy tomando ningún fármaco. No, mi dieta creo que es la correcta. Sí, tomo al día mucha agua. No, no estoy nervioso, ni estresado por ninguna circunstancia. Sí, ésta es mi localidad y no he estado de viaje recientemente..."
Este consultorio a pie de mostrador se puede prolongar varios minutos, y tras él, si quisiéramos, podríamos marcharnos sin dar las gracias, y sin haber comprado siquiera unos supositorios de glicerina. 
Tengo que reseñar, que el profesional que nos ha atendido, es adjunta/o de esa oficina de farmacia; para el fisco tributa como grupo 1, facultativo, y cobra sólo el sueldo base, que no llega a 1200 euros.
No hay oficialmente ninguna diferencia con los anteriores profesionales mencionados. Excepto un gran detalle. En cada anuncio televisivo, radiofónico y prensa, cada vez que publiciten un fármaco, pondrán la coletilla: "En caso de duda, consulte al farmacéutico."
Y ese detalle, prolongado en el tiempo desde que todos tenemos memoria, nos otorga el derecho a dirigirnos a esos profesionales, como solemos hacer los españolitos con todo lo que es gratis: Sin respeto, y sin dar valor alguno por lo que no es cobrado.
Es evidente que en la misma publicidad, desde que tengo uso de razón, se nos ha dicho que Ariel lava más blanco, que el frotar se va a acabar, que tal crema te quita diez años, y así toda la retahíla de mentiras que nos quieran endosar esos repetitivos anuncios.
Nadie, en su sano juicio, ha tomado esos mensajes jamás en serio. Forman parte de nuestro folclore comercial, y es evidente, que si un detergente, que hace cuarenta años ya lavaba blanquísimo, es imposible que hoy lave aún más blanco. Vamos, que la ropa, de limpia, sería ya invisible o destellante.
Bueno, pues eso, apliquémoslo al hecho de preguntar-consultar cada vez que entremos en la botica.
En primer lugar, ante el defecto de preguntar, está la virtud de no responder.
Si aun con esta premisa insistimos en saber si tal medicamento puede irme mal con este otro, pues volvemos al médico que lo ha recetado y lo interrogamos.
Menuda sorpresa nos podemos llevar. El galeno, de fármacos y principios activos en muchos casos no tendrá mas que una ligera idea, y en otros, conocimientos superficiales de los que receta constantemente.
Bueno, de vuelta a la botica.
"Mire, que el médico me ha dicho que ésto me lo tiene que responder usted, que para eso es el especialista en medicamentos..."
Se lo habríamos puesto a huevo al de la farmacia:
"Bien, señora, pues el especialista en curarlo es su médico, y lleva usted tres años con sus males, criticándolo  aquí en la botica, y que yo sepa, está usted cada día peor."
No conozco, en persona a nadie que le hayan dado tan merecida respuesta en una oficina de farmacia.
Por el contrario, estos cualificados facultativos, se tragan las gilipolleces de abuelos y clientela mal educada, que incluso se creen en el derecho a que les tomes la tensión arterial, o le hagas un control de glucemia, por supuesto, de balde. 
No. Estúpidos usuarios. Ese profesional está pagado únicamente para dispensarle los medicamentos que haya prescrito un "matasanos". Esos, sólo los que estén incluidos en la receta.
Y si quiere saber como va de tensión arterial, o se compra un cacharrito en la tele-tienda, o se marcha a darle por culo al enfermero de atención primaria, que siendo categoría 3, diplomado, cobra en muchos casos el triple del adjunto-farmacéutico, y trabajando menos.
¿Nos enteramos? ¿Nos queda claro?
Pues hagamos un esfuerzo, y la próxima vez que necesitemos hacer una "Consulta por nuestra linda cara", en el caso de que ésta nos sea respondida y regalada, mostremos un despliegue de buena educación y agradecimiento. Porque, no olvidemos, (Y lo pueden ustedes consultar), el boticario con el que normalmente tratan, no es el dueño de la farmacia. Por lo que es un trabajador por cuenta ajena, y les aseguro, que entre sus obligaciones contractuales, no están incluidas el soportar a maleducados y abusadores.
Otro día, un poquito más.


DEJADME RESPIRAR.



No hay comentarios:

Publicar un comentario