miércoles, 28 de septiembre de 2011

Viajeros, turistas y viajantes.


Hoy turista lo es cualquiera. Es como ser dominguero,toda persona que salga al campo o playa el último día de la semana, ya puede auto nombrarse con ese apelativo. Así, cuando solos o en compañía hacemos la maleta y nos vamos un fin de semana, o inclusive una quincena, a cualquier lugar que esté fuera de nuestra provincia, y que a nosotros nos parezca pintoresco, estamos haciendo turismo.
Bien, eso no es lo que se lleva ahora. Lo más de lo más, es ser viajero. Es lo mismo que turista, pero implica un desembolso mayor, y un bagaje pseudo-filosófico que nos haga interactuar con las culturas que visitemos.Nos mimetizaremos con los autóctonos, e intentaremos comer, vivir y movernos por las mismas zonas que ellos. Por supuesto, siempre con la tarjeta oro encima, por si hay que salir de la escena rapidito. Claro que si el país en cuestión es Noruega, ser viajero es inclusive un placer. Si fuera Angola, ya es distinto, vamos, que con dinero y tus cheques-viaje, la mayoría terminaríamos volviendo a ser turistas, pero en el mejor hotel de Luanda.
Llegamos al viajante, que aun siendo un sustantivo, sigue teniendo la fuerza verbal que implica la acción del que continuamente viaja sin parar. Inquieto, casi por obligación. Como ese antiguo oficio de cuando era un chaval, y oías a los mayores hablar de Menganito, que tenía un coche diésel porque era viajante y hacía muchos kilómetros al año. Durante unos años, me imaginaba a mí mismo recorriendo las carreteras nacionales, sin vivir en sitio fijo, comiendo en bares desconocidos, y haciendo lo que hicieran los viajantes. Hasta que un fin de semana vi a uno de estos señores reponiendo en una Venta de mi localidad el expositor de cassetes del Fary, chistes de Arévalo y Los grandes éxitos de Richard Clayderman, y mi tío Félix me explicó lo que ese señor era, y que se recorría todas las ventas de Andalucía con esa mierda de trabajo.
Bueno, pues hay no quedó mi curiosidad. Otros mayores me explicaron que en mi propia familia existían antecedentes de otro tipo de viajeros: Los Emigrantes. Por lo visto, en este País nuestro, allá por la década de los 50, los hubo a puñados. En todo el territorio nacional, en casi todas las familias. Con su desesperación, sus miserias y deudas, y unas grandes maletas de cartón, partían desde andenes y estaciones de autobuses a países como Suiza, Alemania, Francia, e incluso muchos cruzaron el Atlántico con destino al continente Americano, en pos de antiguas colonias, que en ese momento, en vez de recibirlos con rencor, les permitieron     huir de sus miserias, e incluso prosperar. Argentina, Chile, Venezuela, Uruguay, Perú, Colombia, Ecuador, México...
Bueno, no he revelado nada que no nos sea cercano y familiar. Fueron, unos se quedaron para siempre y otros retornaron.
Hoy conozco a muchísimos. Igual que todos ustedes. Los veo por mi ciudad, y por todas las poblaciones de nuestra nación. Con algunos he tenido relación e incluso conozco sus nombres, pero ya está.
¿La llamamos Glady`s? ¿Eriberto, Nelson, Gloria Fernanda...? Es lo mismo. Son los que salieron de sus países con billete de ida, visado de turista; llegaron a nuestra España como viajeros, intentando mezclarse con nosotros e iniciar una nueva vida; y al día de hoy son los actuales viajantes.
Anclados en el tiempo a una mierda de trabajo, en un país que los mira por encima del hombro, y en muchos casos, con una cualificación alta, que aquí no le es homologada, simplemente porque no existen unas relaciones diplomáticas serias con sus naciones. Muchos, la mayoría, han dejado en su pueblo a hijos, un marido que es un manirroto, y unos abuelos que asumen la crianza y educación de sus nietos. Trabajan los más afortunados en el servicio doméstico, hostelería o cuidando a nuestros mayores.
¡Nos están quitando el trabajo! ¡Que se vuelvan a su país!
Hay que ser hijo de puta y descerebrado para sentir y expresar ésto.
Imaginen lo que tiene que ser dejar tu identidad, tu existencia, tus hijos, entramparte y volar a un sitio, que aparte de hablar un idioma parecido (Insisto en lo de "parecido", porque cualquiera de ellos, habla un español más rico y correcto que el de un profesor de Lengua.), y que tras años residiendo con nosotros, trabajes de interna en una casa, 24 horas al día, aguantando a los españolitos de turno, por 700 euros al mes (Eso con mucha suerte), y ahorrando encima para enviar mensualmente hasta el último céntimo a casa, para que al otro lado del inmenso Océano, los tuyos sobrevivan y puedan ir construyendo esa pequeña casa, e ir al médico si se ponen malos.
Que si, que si...Que aquí todos muy solidarios, MSF, Cruz Roja, Intermon... Pero pasamos por sus lados y miramos en dirección contraria. ¡Párate y míralos! Son los que van empujando la silla de ruedas del abuelo nacional, los que acuden al pediatra con el hijo de otra, para que la mamá o el papá de turno, más tarde la llame al móvil, y le pregunte que le ha dicho el médico, y que las gotas no se dan así, y que si tiene fiebre pues se la bajas...
Enteraos, son los nietos de aquellos que una vez nos dieron la oportunidad de escapar de nuestras miasmas. Los que nos acogieron sin restricciones, con solidaridad, de la de verdad. Mirad la foto del encabezado. Esos son los nuestros en un pasado no lejano. Huían, sólo portaban miserias. Se llamaban, Juan, Antonio, Fernanda, Rocío, Macarena...
Ellos también fueron viajantes, y gracias a esos valientes, que se aventuraron más allá de los Pirineos, hoy, aun con esta puta crisis, podemos vivir con lujo y confort.
Seamos todos más personas, y preguntémonos si estaríamos dispuestos a hacer lo mismo que realizan ellos, y por el mismo salario. ¿A que no? Pues cerremos nuestras bocazas, y la próxima vez que se crucen con alguno de ellos, busque su mirada y regáleles un simple "Buenos días".

Dejadme respirar.

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